lunes, 18 de noviembre de 2013

YA TENGO MIRADA DE FEMME FATALE...


Y visagista de cabecera! Años y años que llevo fantaseando con que un señor me mire y me diga "usted, señorita, tiene ojos de mujer fatal"... pero nada... no conseguía dar con la experta de la pinza que lo lograra. 

Soy consciente de que fácil no era. Y de que la culpa era mía y sólo mía. Me explico. 
En el escalón más alto de mi umbral de dolor está la depilación de cejas (prefiero mil veces parto, depilación láser, mesoterapia con agujas y cortarme el dedo picando cebolla...). 

Me sigo explicando: la mayoría de las veces -el 98,40% más o menos-, cuando la esteticista me pasaba el espejo para que viera el proceso y preguntarme qué tal iba la cosa, yo contestaba sin mirar "¡perfecto, me encantan!", y saltaba de la camilla con una agilidad inusitada en mí, al tiempo que abría el monedero -para largarme cuanto antes-, y me limpiaba las lágrimas. 

Ni con cera, ni con hilo -que al principio te sugestionas y te crees que duele menos, pero luego no-, ni con pinzas...

Y lo de la forma deseada... pues otro imposible claro. Y no creo que fuera tan difícil. Materia prima hay de sobra para diseñar una cejas a lo Marlene Dietritch, a lo Lauren Bacall e incluso a lo Brooke Shields. Yo sólo quería ojos de mujer fatal con un ligero matiz de "hija de p"... (yo me entiendo). 




Unas cejas limpias, altivas, inquisidoras, en ángulo... lo típico. De mala. A lo Sherelyn Fenn en Twin Peaks.

El problema es que con el "diseño de cejas" pasa hoy en día como los spas y las casas rurales -que a cualquier cosa lo llaman así- y resulta que quitar cuatro pelos -o cuarenta- del entrecejo ahora es visagismo, y te lo cobran como tal... y una va perdiendo la fe y termina por aspirar a que queden separaditas en dos, y punto... 
hasta que aparece Liliana. 

El día de autos yo no tenía ni pensado pasar por el suplicio de las pinzas. Yo, a lo que iba a Nails Couture (mi sitio preferido de mani-pedi de Madrid), era a probar unas nuevas lacas de uñas invitada por Armani. Ya era la segunda vez que me dejaba limar y lacar (muy bien por cierto) por Liliana, pero esta vez... ay... salió el tema, el de mi desesperación con las cejas... Y ella, que resulta que es especialista en diseño (del de verdad, me dice) y me acepta el reto. 

Y como no había que ir muy lejos. Exactamente el metro y medio que me separaba de la cabina de estética, el no ya lo tenía, y me apetecía tumbarme un rato... me dije ¿por qué no?

¿El resultado? sólo diré que he reservado cita para cada quince días de aquí a la eternidad, que no me dolió nada -hasta tuve la sospecha de que me hubieran anestesiado de alguna discreta forma-, y que tengo las cejas con las que siempre soñé.

En Hollywood tendrán a la tal Anastasia (la especialista en cejas de las celebrities), pero yo tengo a Liliana, y a dos kilómetros exactos de mi casa (según Runtastic). 
Siií... también hago running de ir a hacerme las uñas y volver. 

Como yo ya tengo las reservas no me importa compartirlo. www.nailscouture.net 
¿a que además es una cucada?


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