lunes, 16 de junio de 2014

PALABRAS QUE LA R.A.E. DEBERÍA AÑADIR I



En la redacción no me dejan, pero lo mejor de tener un blog es que te puedes inventar palabras y hasta poner "sólo" con acento sin que llegue una bienintencionada correctora de estilo o editora y te las cambie. Yo, además, soy muy de inventármelas para unificar conceptos recurriendo el ahorro lingüístico. Si dedico un post a mis palabras fusión, es porque muchos me habéis insistido en que tenía que hacer el MacMartac-Diccionario.  



AFLINGIMIENTO. Fingir afligimiento en determinados momentos, situaciones o actos públicos, cuando no está socialmente aceptado mostrar indiferencia, indolencia o algarabía.

ORGASTO. Situación económico-fisiológica que se produce cuando el gasto en lencería, preparativos y demás alicientes sexuales supera la intensidad del orgasmo. 

TRASNUGADOR. Dícese de aquel pobre desgraciado que, a pesar de trasnochar, abre el ojo por la mañana a las 7 a.m. y no consigue volver a coger el sueño por sus propios medios. 

CENTRIFUGARSE. Cualquier acto de fuga voluntaria que implique abandonar un centro urbano o municipio de más de 10.000 habitantes para retirarse a la playa, la montaña o una explanada terrosa por tiempo indefinido.

ESTUPIFEHACIENTES. Dícese de aquellos que a pesar que las pruebas y/o lo experimentado en primera persona  siguen creyendo fervientemente en las terceras y cuartas oportunidades.

PERIOLISTA. La casi reina Letizia en su primer trabajo como becaria.

EXTRÉS. Dícese del estrés provocado directamente por conversación -o ausencia de ella- con un ex. Si no se trata, podría derivar en exquizofrenia selectiva. 

ANTIPATIZANTE. Dícese de aquel que tiene sobrados -o caprichosos motivos- para experimentar una grave y constatada antipatía hacia determinada causa, persona o corriente.

ANDAR ENAMORISCADA. Enamorarse como una perra de Faruk, hasta el punto de andar seriamente preocupada por la salud financiera de la productora en cuestión para que haya segunda temporada.

TERROTISMO. Suerte de derrotismo que nace de la premisa del "total, tiene/tienen el poder".




jueves, 12 de junio de 2014

MI MÁS SINCERA APOLOGÍA DEL TACÓN


Y apología es poco. Que si por mí fuera, le dedicaba un monogáfico y hasta una estatua en mitad de la Gran Vía. En mi hay armario tacones "car to pub", tacones del día a día, tacones de ir en metro, y hasta de andar por casa. Ando mejor con ellos que sobre plano. Me vengo arriba. Yo no sufro. Ni mis pies tampoco, que me sé todos los trucos para vivirlos como si fueran deportivas.

Que cada centímetro de tacón adelgaza un kilo y sube la autoestima un grado no lo puede negar nadie que tenga un espejo en casa y se haya subido a unos buenos stilettos.  
La pena es que en mi época de adolescencia insegura no existía la variedad de opciones que hay ahora. 
O calzabas un zapatito de salón, o nada. Y yo, que era muy de bailar y de volver a casa andando a altas horas -siempre nos bebíamos la reserva de dinero para el taxi-, no era la candidata más propicia.
Ni siquiera existían aún las zapaterías drag de la calle Augusto Figueroa de Madrid. 
La primera altura de verdad la alcancé cuando se pusieron de moda las alpargatas de cuña big-size.
Ya el no va más fue con la llegada de la Princesa Letizia -y eso es lo primero que le debemos las españolas-. Gracias a su gentil figura, los zapatos de tacón con plataforma dejaron de ser de "dudoso gusto" y se convirtieron en un complemento socialmente aceptado y hasta aplaudido. 

Que conste, que cuando digo tacón me refiero a unas medidas longitudinales de entre 8 y 16 cm. 
Por encima de esa medida es zanco y por debajo es una birria. 
Creo que no hay nada más triste en esta vida que sufrir dolor de pies sobre unos taconcitos salón de 5 o 6 centímetros de altura.

En fin, que tanto me gustan, que hasta los fetichizo, y si no son demasiado cómodos los dejo de objeto decorativo. En la estantería del salón, tengo el par izquierdo de unas sandalias de Dior antiguas que decoran y dan una prestancia que da gusto.

Para mí, son imprescindibles. Tengo esa estatura "tonta", en la que eres entre mediana y altita, y con ellos, rozo el metro ochenta. 

Los del dibujo fueron los únicos que se me resistieron. Los termine vendiendo. Eran los Jimmy Choo de raso fucsia con el lazo en el tacón. Me los compré a precio de tacón de Calzados Marypaz en la Venta para prensa de la firma, que si no... 
Y los vendí también, a precio de Marypaz, que no pienso nunca especular con las estiletto-fantasías de las mujeres. 
Intenté hacerme a ellos por todos los medios, pero me quedaban algo grandes y se me ocurrió estrenarlos en una boda en La Granja de Segovia. El cóctel, entre adoquines y césped se confabuló contra ellos y terminé descalza. 

Ya no me pasaría eso, porque me los pruebo sobre la superficie más traumática. La moqueta de las zapaterías no vale. Hay que pedir permiso para salir de la tienda -aunque sea acompañada del señor de seguridad- y caminar al menos 8 portales con ellos puestos por estas calles entre adoquinadas y destrozadas de Madrid.

Además, siempre llevo en el bolso mi "kit de supervivencia taconil". 

El Stick Talones Agrietados de Dr. Scholl, listo para utilizar en cualquier momento.  
Sus Miniplantillas de gel Party Feet  también me han salvado en más de una ocasión. Cuando el "car to pub" se ha convertido en un paseo bajo la luna o similar. 
Cuando se trata de sandalias muy deslizantes, siempre coloco antes las Plantillas de Silicona de Salveped. 
En verano, se me escurrían las tiritas, hasta que me hice con un lote de Salvelox Water-Resistant. A veces, se me olvida quitármelas y me voy a la cama con ellas puestas, me ducho al día siguiente y ahí siguen.
El Apósito en Spray de Hansaplast. De lo más discreto, cubre la herida o ampolla con un film transparente y pedes seguir caminando como si nada. 

PD. Para los que siempre preguntan. Nunca me he caído de unos tacones. Sólo cuando me relajo sabiendo que voy de plano o deportivas es cuando me he hecho algún esguince, torcedura, rotura de coxis y etc. Con tacón, los seis sentidos van en alerta. 

lunes, 9 de junio de 2014

DE CÓMO PASÉ DE LECTORA DEL HOLA! A LECTORA DEL AS


Que conste que fue por conciliación familiar. Antes, yo no veía ni los partidos de los Mundiales. Por lo general, los ponían a unas horas que prefería irme a la piscina o salir... 
y como no existía el twitter, ni nada parecido, pues no había que aparentar estar al día de nada... 
Fue la "fase niño ostra" de Criaturita 1 la que me obligó a aprender qué era aquello del falso 9, jugar entre líneas, o diferenciar sí un fichaje es caro o se trata de un chollazo. 
Más que nada, por tener tema de conversación con él.




El niño llevaba unos meses rarito, hosco, evasivo... no había forma de que me regalara ni un bisílabo, y entre nosotros crecía un muro de incomunicación. Tenía 8 años, y cuando a punto estaba de pedir presupuesto psicoterapéutico, Criaturita 1 pronunció la frase reveladora mientras Lola Flores salía en la tele. "Mamá ¿Esta tiene que ver o es familia de Quique Sánchez Flores?" Ahí vi el resquicio, la luz. 
A la mañana siguiente, y a pesar de ser jueves, bajé al quiosco, ni miré las portadas de la prensa rosa, y me hice con un ejemplar del As
De cabo a rabo que me leí la sección de fútbol (como un 87% del total del periódico). Eterno se me hizo... sólo me sonaba Iker Casillas. 

Fue por supervivencia familiar (lo que no haga una madre...) que terminara entendiendo algo de este deporte -y gustándome-, y por romanticismo que terminara haciéndonos socios a los tres de un equipo de 3º División de un barrio de Gijón. ¡Puxa Ceares!

En Primera, hay división de opiniones. El niño del Real Madrid, yo del Atleti... pero por lo menos, siempre hay uno en casa celebrando algo. 

Y es que la obsesión del niño, crecía por días. Que si el álbum, las idas y venidas a la plaza de Quintana a cambiar los cromos, las conversaciones cuando iba a taparle y darle las buenas noches, que si las zapatillas de Ronaldo, que si Neymar, colarle en una producción de otro medio con Xabi Alonso para que se hiciera la foto...




Lo de que "si no puedes con el enemigo, únete a él" es una verdad como un templo. 
¿Quién me iba a decir a mí hace unos años que madrugaría el pasado domingo para ir al campo de la Canaleja en Alcorcón. Íbamos para animar como locos al Unión Club Ceares (nuestro equipo de 3º División) que se jugaba un histórico ascenso. No logró pasar, pero nos regalo unos minutos de fe y ejemplo de lucha que mis criaturitas nunca olvidarán. 

Yo, por mi cuenta, ya me estoy repasando las alineaciones internacionales -se me resiten los nombres de los de Croacia y Ghana para el inminente comienzo de los Mundiales. Menudas semanas que nos vamos a pasar... 



jueves, 5 de junio de 2014

OPERACIÓN TRIKINI III. EL CHALECO "ENTRENADOR INTENSIVO"


No, no me he apuntado voluntaria a ningún grupo de rescate -entre otras cosas porque no creo que fuera muy útil-.  Lo que llevo puesto es el famoso chaleco milagroso quema-grasas. Vaya novedad -dirán mis queridas compañeras de profesión-, si nosotras llevamos meses hablando de él... Ya lo sé... pero hasta ahora, no me ha dado por la operación trikini y más que hablar, quería sacarle el máximo partido.




En la vida, a veces, hay que coger atajos. Por ejemplo, cuando te esperan dos meses con catorce horas diarias de trabajo  por delante, y sabes que en plena operación bikini, te va a resultar materialmente imposible sacar tiempo para ir al gimnasio. 
El año pasado, por estas fechas, hubiera cundido el pánico. Pero éste, ya me sabía yo la teoría de este nuevo sistema de entrenamiento, basado en la estimulación eléctrica del músculo.
Que nadie se confunda. Yo también he visto la tele desde el sofá vestida con un fajín de electrodos a la máxima potencia, y esto no tiene nada que ver. 

En primer lugar, porque te mueves, debes cambiar de postura, estás continuamente supervisada por un monitor y cuesta lo suyo. De "sin esfuerzos" nada. 
Y en segundo lugar, porque 20 minutos equivalen a una semana de gimnasio y se pueden tonificar más de 500 músculos simultáneamente, porque liberas endorfinas y porque demás de la tonificación en sí, tiene "efectos secundarios" como mejorar la circulación, favorecer el drenaje o combatir la celulitis. 
A mí, que me enchufen, me dije en cuanto pasé a limpio mi agenda mensual, y no dudé en pedir hora en Firme 20, uno de los centros pioneros a la hora introducirlo en España. 
Allá que fui. Equipada con unas mallas y una camiseta ajustada.

Pero como todo en esta vida, una cosa es leerlo, y otra, ponérselo. 
Lo primero que me sorprendió es lo que pesa, y lo que favorece -contra todo pronóstico-. No sólo abarca el tórax, hay dos extensiones para brazos, dos para gemelos y una para glúteos. 
Cuesta moverse con él, pero en cuanto te enchufan con los cables al aparato se te olvida. Durante 20 minutos el monitor te "dirige" para que trabajes todos y cada uno de los grupos musculares, e incluso algunos que yo ni sabía que tenía. 
También me sorprendió salir del centro con la misma sensación de euforia con la que abandono el gimnasio después de una clase colectiva y una sesión de entrenamiento con peso... 
El trabajo es tan efectivo, que hay que dejar pasar al menos 72 horas entre sesión y sesión. 

¿La única pega? que si no te lo avisan, puedes terminar con la ropa interior calada.
!Hazlo siempre sin bragas! al principio de la sesión, y una vez vestida con las mallas y la camiseta, te pulverizan con un spray de agua -calentita off course- para que la corriente fluya mejor. 

Ah, y no es caro. En algunos centros puede costar más. pero al menos dónde yo he empezado a ir, el precio es de 25 euros por sesión. y no puedo concebir un trato más cercano y personalizado. Son como clases particulares. Al mes, te sale por mucho menos que un gimnasio de los denominados "pijos".

Si quieres saber más mira en www.firmes20.com. Ya tienen centros en Madrid y Barcelona. 
Para la zona este, entra en www.bodyon.es y apúntate la dirección www.clinicahenao.es si vives en Bilbao. 


lunes, 2 de junio de 2014

TODAS PUDIMOS HABER SIDO REINAS... Y YO MÁS


Resulta que lo de la sangre azul no era tan importante. Ni hacía falta tener un apellido compuesto o precedido por un -Von-. ¡Ni ser virgen! Ni siquiera era obligatorio no haberse casado antes... Si hubiéramos sabido lo fácil que era terminar de princesa, y que el Príncipe estaba en el "mercado"...






En el título digo lo de -yo más- porque tengo un montón de cosas en común con Leticia. Sí, muchísimas. 
Las dos empezamos Periodismo en la Complu el mismo año (un mes escaso que la llevo). Lo único, que yo no preguntaba tanto en clase como ella, y que me sentaba más hacia el final.  
Yo también tengo una abuela asturiana y casa en Asturias. Faltaría más. 
En mi casa también somos sólo chicas.
A mí también me encantan el botox y derivados, y también he probado -sector profesional obliga- los rellenos y tal...
Una de cada cuatro cosas de Mango que se pone, yo la tengo también colgada en el armario.
A las dos nos encanta ir a conciertos de rock, aunque ella se ha vuelto más indi y yo más de progresivo y urbano. 
¿Os parece poco?
Y que conste que yo, al inminente Rey le conocí antes que ella... en unas fiestas en casa de un amigo suyo, a las que no me acuerdo cómo íbamos a parar mis amigas y yo durante invierno del 97 o el 98, cuando andaba con la Sannum. Por aquel entonces, no sabíamos quién era, y la llamábamos la alemana pibona que no se le despega.
También coincidíamos en Archy a veces -salía mucho con su hermana y con Iñaki-. Tengo una amiga, que en cuanto el Príncipe aparecía y se descuidaba un escolta, se iba a hablar con él. "Para eso le pagamos", decía. Y tenía razón. 

Yo, desde que me entere de lo de Letizia, lo digerí por el lado romántico. No podía dejar de imaginarme a la madre de las hermanas Ortíz Rocasolano leyendo a sus niñas aquello de "y se casó con el príncipe y comieron perdices"... ¡quién les iba a decir que una de ellas acabaría de reina de España!
También me la imagino a los 13, estudiando la saga de los Borbones, su futura familia política...

Es casi como lo de Antonio Banderas viendo Los Pájaros de Hitchcock de niño sin poder imaginar que Tippi se convertiría en su futura suegra. O cuando armas de mujer... que risa. 

Y que conste que a mí me parece un trabajo como otro cualquiera el de ser princesa o reina. Y más ahora que se libra los fines de semana. 

Pero yo... ni loca. Primero, porque no sería capaz de aguantar con tacones tanto desfile y besamanos. Segundo, porque no podría perder mi anonimato y tener que caminar de por vida con un señor -por guardaespaldas que sea- mirándome el culo. Tercero, porque jamás le haría esa putada a mi familia. Y cuarto, porque condenar a mis Criaturitas a no poder elegir qué quieren ser de mayor, me parece que está muy feo. 


domingo, 1 de junio de 2014

¿DISCIPLINA YO? LA JUSTA... O ÉSTA


Lo he mantenido en secreto hasta el primer lavado en casa y hoy puedo confirmar -por fin- que es la primera vez en 25 años -desde que me rebelé contra mis graciosos rizos-, que no he tenido que recurrir a la plancha después del secador para alisar bien las puntas y evitar el encrespado. ¡Y sin darme a la queratina!


Desde el miércoles pasado que andaba yo calladita pero sigilosamente optimista a la vista de los resultados. Todo empezó en el salón de peluquería de Alberto Cerdán.

* Inciso y nota mental: escribir un post sobre los lavacabezas más cómodos de Madrid. Esos en los que sí puedes decir que te dejen con la mascarilla 10 minutos apoyada en el lavabo aunque padezcas de cervicales.

Kerastase presentaba un nuevo tratamiento de salón y una línea de tratamiento capilar llamados Discipline y allí estaba yo, dispuesta a probarla en mis fibras capilares.
He de confesar que a pesar de mi arraigada tendencia a la fosquez, el rizo feo y el encrespamiento a deshoras, llevaba cinco años declinando cualquier invitación a "hacerme la queratina", fuera quien fuera el anfitrión. Para cuatro pelos raquíticos que tengo... como para quedarme escurrida cual lamida por vaca. Y conste que me parece de los mejores inventos de belleza de la década. Pero para mí, como que no.

Pero esto era otra cosa. Un tratamiento de disciplina con un activo llamado Morpho Keratine (no químico) capaz de controlar el cabello respetando su libertad de movimiento.



Después de la explicación técnica y científica estaba más que decidida y convencida de que iba a ser la línea de mi vida. ¡Dos meses de disciplina, puntas selladas y alisado a prueba de lluvias!
En seguida pasé por la sección de diagnóstico y sorpresa...

Si tuviera el pelo más seco o grueso podría haberlo probado, pero como no era el caso, me tuve que conformar con el "premio de consolación", que no incluye el proceso de biocauterización con plancha y que sólo dura 72 horas. 
Aún así, juro que los rizos de la nuca con los que me despierto, me han abandonado y que he aguantado con el pelo en perfecto estado de revista desde el miércoles por la tarde al domingo por la mañana.

Hoy me lo he lavado. Con la línea Discipline. Primero, el Bain Fluidealiste (un champú adaptado inclus al pelo más sensibilizado); después el Tratamiento de Reparación con aclarado Fondant Fluidealista; y por último, y antes de coger el secador, el Spray termo-protector Fluidissime para sellar y proteger medios y puntas.
Hay una mascarilla adicional, la Maskeratine, pero para casos de rebeldía superior a la mía.

¿La diferencia entre este tratamiento y un servicio de queratina convencional? Discipline no modifica la estructura del cabello ni tiene efecto alisador. se trata de un sistema que restaura la fibra con una especie de recubrimiento "segunda piel" y que reduce el encrespamiento sin comprometer el movimiento.

Sé que voy a utilizarla mientras me quede un pelo en el cuero cabelludo. Pero tranquilos, que después de tantos años, no voy a dejar de lado el Ciment Thermique de la línea Resistance de la misma firma y los alternaré o complementaré como pueda. Y por supuesto, seguiré recurriendo a los champús en seco cuando las prisas lo requieran.