domingo, 7 de septiembre de 2014

OBJETOS DE DESEO... Y DE MORTAL NECESIDAD

Por estas fechas, en las redacciones, es muy habitual que te persigan los editores para que materialices el bodegón entre los bodegones con los "objetos de deseo de la temporada". 

La que maneja mis hilos se pone de inmediato -y con ojos de loca- a separar las novedades más oropendiosas.
Ediciones tan limitadas como deseadas, lociones milagrosas encerradas en sarcófagos de oro y nácar, labiales con funda de cuero, esencias encerradas en cristal de Swarovski, cosmética de dos ceros para arriba...
Creo que pretende deslumbrar al fotógrafo. De forma literal. A veces, hasta le ha cegado y medio atontado al desplegar en el plató sus "tesoros".

Yo soy algo más práctica.
A mi me dicen "objetos de deseo" y se me vienen a la cabeza cosas "de mortal necesidad".

. Cuando me toca ir un sábado de febrero a las 9 de la mañana a animar a Criaturita 1 a un partido de fútbol, mi único objeto de deseo es el Tratamiento de Choque Zonas Rebeldes de Somatoline Y no por su efecto anticelulítico -que también, y es de los mejores-, sino porque su efecto secundario me salva de tener que sacrificar las extremidades por congelación. Calienta. ¡Y como! y el efecto dura por lo menos 15 minutos. A veces ganas me entran de echármelo en las manos o en la cara, pero también enrojece levemente.



. Cuando pienso que el plan va a ser un taxi-cena/taxi-casa, me pongo los tacones de aguja de 14 centímetros y la noche se "complica y/o anima",  mi único objeto de deseo son las mini plantillas de silicona de Party Feet de Dr. Scholl. De orgasmo podal. Por si las moscas, tengo un par en cada bolso de noche.

. Cuando tengo que lavarme el pelo -sí o sí- para ir a algún sitio y resulta que no me da la vida y aún no es época de gorro de lana, el objeto de deseo es el Champú Seco de Klorane. Aunque en los últimos meses -pero a Anac no le ha dado tiempo a dibujarlo- también tiro más de lo debido del Instant Fresh Fructis de Garnier. Deja un frescor... que nadie sospecha que llevas cuatro días sin lavarte el pelo.



. Cuando la misma noche de las Party Feet -u otra- la cosa se complica de otra forma, o de repente hay que enseñar pierna para que el médico de urgencias decida si es esguince o torcedura, mi objeto de deseo es la Venus Breeze de Gillete. Ni siquiera necesita espuma -el gel sale solo según presionas y puedes utilizarla hasta con los ojos cerrados y dos Mahous de más, que no te cortas. Palabra.

. Cuando tengo un plan vespertino y al final mis jefes me lían y no puedo pasar por casa ni para lavarme la cara, el único objeto válido de deseo son las ampollas Doble Efecto Flash de Germinal. Tan básicas y tan mágicas. Hidratada, tensada e iluminada durante al menos 8 horas. Menos mal que en la redacción siempre hay alguna caja.




. Cuando son las 11 de la noche de un domingo y Criaturita 2 se acuerda de que lleva las uñas pintadas y que le va a caer una de las gordas como aparezca en el colegio con ellas, nuestro objeto de deseo es un quitaesmaltes instantáneo. Es más, solo le dejo pintárselas cuando sé que tenemos en casa el Flash Remover de L´Oréal París. Meter el dedo, girarlo y sacarlo como si no hubiera pasado nada es cuestión de un segundo.

. Cuando voy en el Cetrés y en un semáforo a plena luz me da por mirarme en el espejo retrovisor, mi único objeto de deseo es una pinza de depilar. Pero no cualquiera. No. Yo solo me hago a las de tamaño importante y las únicas que viajan en la guantera de mi coche son las Slant de Tweezerman. Precisas hasta con baches.




. Cuando salgo del gimnasio con las pintas y las esencias propias de hacer Body Pump, y lo único que quiero es caminar el kilómetro que me separa mi casa sin encontrarme a nadie (no, no me gusta ducharme en el gym, que yo soy muy de mis cosas) y alguien me avista desde una terraza y dice  "siéntate un rato, mujer", mi objeto de deseo son las Toallitas Refrescantes de la Fragancia 4711. El estilazo con el que rompo el sachette y la deslizo por cuello y escote y brazos como quien no quiere la cosa lleva años de entrenamiento.






lunes, 1 de septiembre de 2014

ESTAR "SIN"


Estar "sin" de estar sin niños. O sin criaturitas en mi caso. Este verano, más del 50% del tiempo he podido ejercer como Dios manda -y sin culpabilidades- de Sra. Rodriguez.

De mis vacaciones casi ni me acuerdo (raras, faseadas, casi con más horas de coche que de tumbona...) pero lo que no se me olvida son los días que he estado "sin". 

Quince días en julio y otros quince en agosto. Nada menos. Esta vez, ataduras profesionales obligaban. Y oye, para no poder atenderles como es debido, y tenerles encerrados en un piso... pues a la playa, que estarán más fresquitos y estupendamente cuidados por sus abuelos o por mi querida Viví. 
¿Que si les he echado de menos? Pues a veces.  
Otras, la verdad, no recordaba que tenía descendencia hasta que a las 10 de la noche me llamaba mi madre para preguntar por qué no había llamado aún para preguntar por los niños
Entonces sí. Me entraba esa culpa materno-filial y vagaba un rato por sus ordenadísimos dormitorios, oliendo sus almohadas y sus pijamitas e intentando que me saliera el punto romántico...
Me costaba... 
Yo es que soy muy de meterme en el papel. Y si se está de Rodríguez, se está de Rodríguez. 
Y es un papel que la verdad, me gusta mucho.
Por muchas cosas. Solo de las "confesables", me salen catorce. 

. Por el silencio. 30 días sin que mi casa tuviera el hilo musical incorporado de los CDs de Violetta o los acordes del bajo de Criaturita 1. 

. Porque me he vuelto a reencontrar con mi televisor -hasta ahora ocupado por el Call of Duty y el Mindcraft-. Diez minutos me costó recordar cómo se encendía, cuál era su mando y esas cosas. 

. Por el orden. La casa parecía el doble de grande sin la colchoneta de abdominales de Criaturita 1 en el salón y la cuidad de las Monsters de Criaturita 2 desperdigada por el cuarto de estar y parte del pasillo.

. Por la intimidad del baño. Me he podido duchar sin tener a la vez a un niño sentado en el W.C y a otra haciéndose peinados mientras frente al espejo. Sí. solo hay uno y la norma es que no se pone el cerrojo por si hay emergencia.

. Por los quince libros que me he leído. Del tirón y sin interrupciones. En casa, y en la piscina (confieso que me ha dado tiempo para el ocio) sin tener que atender cada 3 minutos a un "¡mamá, mira lo que hago!".

. Por las cañas de las 8 de la tarde sin hora de vuelta. Así de repente... que te llamaba alguien y quedabas. Y he trabajado muuuucho, que conste. Pero tan concentrada en mi cocina-oficina sin interrupciones, que a las 13 de la mañana -salvo cierres fatales- ya había conseguido tachar todos los "asuntos pendientes" del día. 

. Por ir al cine de forma improvisada a las 10 de la noche. Para arranques de chulería los míos. 

. Por los amigos a los que he podido volver a mimar. Me propuse empezar en la agenda del movil por la A y terminar en la Y (mi amiga Ye) y he cumplido. O llamadas interminables o cervezas por la tarde. 

. Porque lo único que tenía que hacer por la mañana para que la casa estuviera en perfecto orden de revista era estirar un poco el edredón y fregar la taza de café. Y porque al volver a casa todo seguía igual. 

. Por los fines de semana. Míos, solo para adultos. Sin visitas a Aquapark, ni a musicales, ni a pistas de basket... 

. Por poder volver a las 4 de la madrugada (alguna noche ha habido...) sabiendo que nadie te va a despertar a las 8 con una urgencia del tipo "mamá, corre ven, que están poniendo el anuncio de la casa de Barbie que quiero pedir el año que viene por mi cumple". 

. Por lo mona que he estado. ¿Que se me descascarillaba el esmalte de una uña? me bajaba a la manicura. ¿Que no me apetecía lavarme la cabeza? a la pelu de abajo, que se me caían las extensiones de pestañas? directa al Twentynails. 

. Por poder hacer Pilates a última hora. No es lo mismo. Vuelves a casa, que hasta puedes dormirte sin pastilla. 

. Por la séptima temporada de Mad Men, la cuarta de Juego de Tronos y la primera de Vikingos, que he podido asimilar de un tirón sin quedarme dormida a mitad de capítulo. Es lo que tiene empezar a las 9 de la noche, mientras cenas un yogur, o cualquier cosa que no implique manchar un plato.

Tic tac. Quedan cuatro horas para recibir a criaturitas y muero de ganas y de amor. Estoy hasta nerviosa, pensando qué ponerme y todo. 

Pero al mismo tiempo, hago una llamada de auxilio a mis queridas/os editores para que el año que viene también me pongan "deberes de verano".