lunes, 28 de septiembre de 2015

TOMÁRSELO CON FALLOSOPHY



El término se lo he robado al nombre de la colección de maquillaje otoño invierno de Catrice.
Lo robo, y lo hago mío –con perdón- con la esperanza de adquirirla para vivir esa época que desde siempre, a mí, y a la que maneja mis hilos, se nos presenta cada año como una simple invitación a doblar la dosis de prozac.






Soy chica de verano. De calor. De terraceo al aire libre –olavideando si es posible-. Las chimeneas me apapullan, un nublado me arranca el alma -salvo que sea en el norte- y el frío me paraliza. Mi santo favorito es San Miguel –y no por la cerve, que ya sabéis que soy más de Mahou, o de Voll Damm en ocasiones especiales- sino por ese veranillo que nos regala. Una especie de condicional que permite recobrar las mínimas fuerzas para respirar hondo e idear astucias de supervivencia otoñal. Y aquí estoy, inmersa en él.

Envidio a esas amigas que se ponen como motos en cuanto se cae la primera hoja y corren a renovar vestuario con jerseys picorosos, botas, abrigos...
Yo odio los calcetines, las medias, no poder enseñar las uñas de los pies -perfectamente manicuradas y esmaltadas los 365 días del año- las extraescolares de criaturitas, los anocheceres a las 7… 
Todavía no he decidido qué bikini esconde mejor las lorzas y ya toca estrangularse con bufandas de 3 metros. Porque encima, soy friolera, mucho…
El año que fui presidenta de mi Comunidad la calefacción central se activó el 1 de octubre. Y sí, confieso que durante ciertos meses, mi ropa interior es la de la sección térmica de Decathlon.

Pero mi bandeja de entrada –siempre tan optimista ella- se llena de asuntos tipo “dieta anti-bajón otoñal”, ofertas de viajes y tratamientos y productos que parecen formulados para limpiarme la lagrimilla... y me he diseñado un plan survivor. ¿Os lo cuento?

En busca del sol. Voy a dejar los taxis -lo siento gremio-, y el tabaco, y con lo que me ahorre igual me saco para irme a Canarias cada dos meses. Sé que sería la huésped más aplicada del hotel Jardín Tropical de Tenerife. Ya lo conozco. Estuve una vez con las compis de belleza invitada por mi querida Rocío Sacristán y su agencia Khol y me cautivó. No tiene 5 estrellas, ni falta que le hace. Para mí, es un 5 estrellas lujo en todos los aspectos. Y me cautivó entonces, cuando aún no tenía los programas de wellness y actividades energéticas basadas en las últimas tendencias fitness. ¡Me apuntaría a todo! www.jardin-tropical.com

Nevera anti-depre. El gurú de la nutrición Ata Pouramini, autor del libro "Tu eres tu medicina" (que me tengo que leer)  me ha pasado la lista de los alimentos antibajón. Voy a llenar la nevera -o la despensa, que nunca se muy bien dónde guardar cada cosa- de espinacas, algas, acelgas (tendré que inventarme disfraces o añadirles cebolla caramelizada para disfrazarlas un poquito), anacardos, yogures, chocolate negro (¡¡¡bien!!!), sardinas, boquerones, pechuga de pollo, almejas y setas.

Bronceado eterno. Utilizaré autobronceador a diario. Tengo ya ganas de probar el Addition Concentré Eclat Corps de Clarins y no va a haber mejor ocasión que esta. No es un autobronceador al uso -no tengo pulso ni flexibilidad de contorsionista para aplicarme uno y sacar un resultado digno. Con este no hay riesgos. Basta mezclar 4 cuatro gotitas con la crema de cuerpo habitual y sentarse a observar cómo día tras día la piel se va bronceando ligeramente.

Más deporte. Igual compagino el Pilates con el boxeo y me desgañito pegando puñetazos a un saco o al contrincante que se me ponga por delante. Todo con tal de subir a casa como una malva. Justo abajo han abierto un club de boxeo muy fino, de esos que se llevan ahora. y mañana mismo bajo a preguntar horarios.www.fightland.es
Y en cuanto limpie el móvil -que ya no tiene capacidad para hacer fotos- volveré a recorrer las calles de Madrid al trote afotando fachadas, estatuas o árboles para compartir en el insta o pasar chivatazos a La Chica de la Ciudad.

Mimos hot. Solo aceptaré masajes de piedras calientes y sobre mantas calefactadas. Como el que tuve ocasión de disfrutar hace unos días en The Calm Beauty. Madremiademivida. Promete ser el nuevo santuario de la capital. Tengo guardada una invitación para repetir, pero creo que la utilizaré -si me resisto-cuando lleguemos a los 10 sobre cero.www.thecalmbeauty.com

A pastillazo limpio. Me acabo de enterar de que hay un suplemento alimenticio capaz de aumentar los nieveles de serotonina que dejamos de producir en invierno. Se llama B-Record Plus y lo han formulado en los laboratorios Sigma-Tau a base de aminoácidos y vitaminas que estimulan la energía tanto física como mental sin ponerte como una moto.


viernes, 18 de septiembre de 2015

EL PERFUME DE LOS 332.500 EUROS (CON PUNTO ENTRE EL 2 Y EL 5)

Más del doble de lo que aún debo de hipoteca después de 15 años de pago regular; el precio exacto de la moto vintage del ejército nazi que Brad Pitt se acaba de comprar (no me quiero ni imaginar la bronca que le ha podido caer por parte de Angelina); lo mismo que cuesta el ático de Chamberí de 4 dormitorios con el que fantaseo desde hace meses; 3.550 unidades de "mi perfume favorito" (suficientes para toda esta vida y para que mis descendientes rieguen las flores de mi tumba con él por los siglos de los siglos)... 

Y es que pensar que existe un perfume por el que alguien está dispuesto a pagar -y paga- 332.500 euros no puede sino abrir en mí un debate existencial de quitarme el sueño -a pesar de la química- y hacerme sentir muy pequeñita -y pobre-.



Pero no voy a permitirme prejuicios de clase, que mi deber es informar...
Y he de confesar que según admiro las fotografías, releo el dossier de prensa e imagino olfativamente las esencias concentradas en ese frasco joya, mi pituitaria se estremece...
pero tampoco puedo evitar calcular el precio por separado que el Monte de Piedad pagaría por cada una de las piedras que labran el tapón... aunque descubro que me encanta. Como perfume platónico claro está.

Y pienso en el genial joyero Isidoro Hernández readaptando ese tapón-joya de la corona.

La culpa la tiene mi querida compañera, vecina y periodista de estilo Lola Gavarrón, que nos mostraba el otro día en facebook el bolso-joya que le había confeccionado el genial Isidoro partiendo de un bolso "normalito" y un collar con mucho punto. El resultado era una pieza única.

Y yo, pues no podía evitar fantasear con el brazalete estilo Cartier que Isidoro podría hacer con la lagartija de esmeraldas verdes -colombianas y de diez quilates- engarzada sobre cuero marrón chocolate: con el broche vintage que podría salir del detalle de la flor -esa madreperla de pétalos nacarados-; la tiara prusiana que podría elaborar con los 300 diamantes en rama que decoran el tapón y un lazo de seda...
fui más allá e imaginé una blusa decorada con brillantes auténticos en el cuello y hasta una hebilla de cinturón fundiendo el oro de 18 quilates de la superficie del tapón.

Pero tranquilos todos. Soy práctica hasta mientras sueño embelesada, y en mis fantasías prohibidas siempre se codean lo onírico y lo pragmático: ya estaba contemplada la caja fuerte de alquiler en los subterráneos del Santander.

La vida sueño es, pero el problema es que también me conquista su fragancia -descubierta en la presentación en Madrid que 5th Essence hizo para darnos a conocer los nuevos caprichos de la firma House of Sillage.
Un viaje a una cálida noche en el Pacífico Sur en la que soplan brisas de vainilla de Madagascar y caramelo, la bergamota de Sicilia (sin palabras) y el tímido lirio del valle que me enloquece y enternece a partes iguales...
Ufffff....

El perfume de mis desvelos forma parte de la Collection Privée (faltaría más), y es una reedición de coleccionista para los amantes de la fragancia Passion de L´Amour (el precio de la versión convencional no sobrepasa los 400 euros).


P.D. Tranquilo Vikingo. La Infusión de Iris de Prada sigue siendo mi esencia favorita.









viernes, 11 de septiembre de 2015

¿SE LO CUENTO O CALLO PARA SIEMPRE?


Me debato desde las 10:30 de la mañana de ayer. 
No puedo soportarlo. Esta noche igual hasta me tengo que tomar doble ración de "valeriana". ¿Se lo cuento o hago como si no hubiera pasado nada? 
El interlocutor de mis desvelos es mi vikingo, y el secreto, un producto cosmético -emociones fuertes, buscadlas en otro blog- para la caída capilar.

Y no es porque el producto en cuestión lleve algún ingrediente de dudosa procedencia, tenga unos efectos secundarios como para volverse adicto al google med o similar, o que no me fíe yo de sus promesas.

No. El problema es que creo que es demasiado bueno y efectivo, y a mí, lo que más me gusta de vikingo son sus entradas y esa frente despejada al más puro estilo Eastwood. Que a veces me mira en plano corto y me creo que estoy a punto de besar a Harry el sucio. Y eso, si el pelo le llegara a donde todos los hombres quieren que les llegue, pues igual no me pasaría.
Que si "¿por qué no te rapas la cabeza?, que sí "la barba más larga y salvaje pero el pelo cortito", que si "joder, con ese proceso de envejecimiento que apuntas, ya me puedo cuidar...". Esos son mis asesoramientos en materia de estética. 






Y él empeñado en poner freno a esa noble retirada de folículos pilosos, y a veces, hasta traumado por sus entradas, e intuyo que hasta fantaseando con injertos y tal cuando le pillo distraído mesándose la coronilla.
Y yo claro... ya que se ha echado una novia beauty-editor, venga a regalarle pócimas milagrosas y champús anti-caída. Desde el conocimiento previo -ha llegado el momento de confesar- de que tampoco eran para tanto y que mi chico -en esencia- iba a seguir estando ahí.

Pero he aquí que Pierre Fabre nos presenta esta mañana en la cuarta planta del edificio Tio Pepe de Madrid el producto -bajo el humilde entender que me dan 23 años de asistencia a clases de biología folicular y molecular avanzada- definitivo para salvaguardar la cabellera. 

Se llama Neopeptide y es de Ducray. 






Nada de ampollas monodosis de cristal cuya apertura puede terminar en urgencias a las 11 de la noche. Es un sencillo spray que esconde el antídoto contra la caída crónica del cabello y que ataca el verdadero problema de fondo. Además de las hormonas -siempre ellas- o el factor vascular, acaban de identificar, después de 15 años de investigación- a un nuevo factor implicado y el WNT es la cura.
No me apetece escribir a qué corresponden las siglas, pero se trata de unas moléculas transmisoras que prolongan la fase de crecimiento de cada pelo y en consecuencia, transforma la pelusilla en un pelo con todas las de la ley.
Y es que no es lo mismo -esta mañana me ha quedado muy claro- vello que pelo. 
También me ha quedado clarísimo, a la vista de las explicaciones y videos explicativos- que el sebo y problemas como la dermatitis seborréica ahogan la raíz y asfixian el pelo impidiéndole crecer con libertad, y que si eso no se trata, no hay nada que hacer ante el más potente de los crecepelos del mercado.

Los resultados, me han convencido. En tres meses, -y no porque les dé esa impresión a los señores que lo han probado, sino porque lo han testado en laboratorio y he visto las pruebas- se produce un aumento de densidad general del 37% y un frenado en seco a la caída. 

Todo me ha convencido. El modo de empleo (9 pulverizaciones y fuera), la duración del envase de 12 semanas... 
Lo que aún me tengo que pensar es si hacer feliz a mi Vikingo o dejar que triunfen el egoísmo femenino y mi punto de vista estético.

Mañana os cuento.