domingo, 24 de noviembre de 2013

EXTENSIONES... UNA ADICCIÓN COMO OTRA CUALQUIERA (1º PARTE)


O mucho peor... que no es solo que me costara desprenderme de ellas más que dejar de fumar -a nivel traumático sobretodo-, sino que ahora que lo pienso, dejé el tabaco para poder pagármelas. Llamadme frívola, o cosas peores, pero las que las habéis llevado sabéis de qué hablo 

Que conste que jamás se me había pasado por la cabeza. Sabía que existían, sí, pero igual que sé que hay un hotel de 7 estrellas en Dubai. Hubiera dado órganos como la vesícula por tener una mayor calidad capilar, sin embargo, eso de alargar o engordar mi frugal melena con pelo 100% virgen... no se... me parecía un exceso.  

Pero en estas que me cae un reportaje de esos de "Contar en 1º persona del singular cómo transformarse radicalmente para las Fiestas en una semana".
¡Temazo! De un sitio para otro durante 7 días, out of office, dejándome hacer, con el fotógrafo Manu Garrido detrás para dejar constancia, simpa, y sin remordimientos... "ahhh, es trabajo..."




Y después de las extensiones de pestañas, la "mesoterapia", la manicura permanente, el flash beauty y etc. llegué a Tacha. Tacha es un centro de belleza y estética integral que me encanta y quería que formara parte de la beauty-tourné. Tiene cierto aire de chalet clandestino (como el Palermo del universo de la belleza), puedes tumbarte a leer en el jardín mientras te sube el color y hacerte desde una manicura hasta los tratamientos de rejuvenecimiento más novedosos. 

Iba con idea de retocar las mechas y virarlas hacia otra tonalidad, pero en estas que a la maravillosa Virginia García de la Mata  (RRPP del centro) se le ocurre, viendo el display de Balmain, que pruebe las extensiones de pelo natural.

Me faltó tiempo para aceptar. Sabía que eran las mejores -, y que el sistema de fijación a golpe de queratina y frío uno de los mas seguros.
Dos paquetes de cabello natural de primerísima calidad que fundieron con mi pelo con una pistola en cuestión de minutos. Durante todo el proceso cerré los ojos, y cuando los abrí... madremiademivida. 
Ni Shakira, ni Donatella, ni Leticia Sabater... 
Tenía cantidad como para hacerme un coleta del diámetro de una lata de coca cola. Y un largo... como para cumplir esa fantasía secreta de ir en cueros de cintura para arriba, a lo Lady Godiva o la Venus de Botticelli, pero sin enseñar nada. 

¿Lo malo? la primera vez que te tienes que lavar el pelo con ellas puestas y temes perderlas por el desagüe. Las que habéis tenido hijos me entenderéis si digo que el terror-respeto solo es comparable a la primera vez que hay que ir al baño después de la episiotomía... Pero una vez pasado el trance y comprobado que no hay forma de que se caigan, te descubres cepillando, peinando y ensayando peinados sin que pase nada.

¿Lo peor? cuando te las quitas... -al cabo de tres meses, las bolitas empiezan a notarse- aparece aquello de lo que ya no te acordabas que era tu pelo, te parece que es 1/10 de lo que tenías en origen, intentas disimular con una coleta y tienes que dar seis vueltas a la goma... ¡la gran depresión! 

¿Qué si llegué a hacerme a la idea? ojalá... pero mis aventuras por el mundo extensión os las cuento en el siguiente post. 
Continuará... 




1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo contigo, también una de mis grandes adicciones.
    ES COLOCÁRMELAS y sentirme otra mujer

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