domingo, 27 de octubre de 2013

EL ALPE D´HUEZ ERA ESTO


Hace cuatro meses, me dicen que voy a alistarme en una carrera, -por benéfica que sea- y no me lo creo. Pero resulta que ya nos podemos creer cualquier cosa, porque he completado en 36 minutos una carrera de 5 km ¡en cuesta! y sin que nadie me empujara...

Hoy voy a dormir de otra manera. Lo sé. Me voy a meter en la cama y lo último que voy a decir, ya casi entre sueños será "que he llegado a la meta almodadita mía....".

Ya sabéis que el 4 de febrero del año 2013 D.C. me apunté a un gimnasio por primera vez en mi vida. Pero lo de correr por correr, no me picó hasta este verano pasado.

La culpa la tuvieron una pasarela de madera -nacida para el running- que recorría sinuosa durante 4 kilómetros las playas de Benicassim, el Runtastic -divino invento que te dice hasta las calorías que quemas- y el hecho de haber conseguido pasar tooooodo Extremoduro a la carpeta de música del teléfono. Eso era running del bueno. Del de correr en bikini, ponerte morena, parar a darte una ducha refrescante cada 100 metros... y que luego encima, cuando terminas, pues te das un chapuzón y te tomas unas cerveza de chiringuito con vistas al mar, que son las mejores.

Volví a Madrid con el gusanillo activado, pero en "nivel cero".
Cuando entreno en la pista del Canal de Isabel II me adelantan a tal velocidad que no soy capaz ni de distinguir el sexo o el color de la camiseta del sujeto adelantador. Por la calle es otra, cosa, al menos me entretengo y los semáforos te permiten recuperar el fuelle...

Pero ahí seguía el gusanillo: activado, a veces agazapado y a veces, a la que salta.
Y a la que saltó fue a la I Carrera FlowerWave de Kenzo de 5 kilómetros, con amigas ya inscritas, una buena causa de fondo y ganas de probarme si era capaz o no de llegar a meta.



Llegó el día. Y palabra, que lo que más me agobiaba era la intendencia. ¿Me puedo llevar bolso? porque correr con él... ¿dónde lo dejo? y el dorsal cómo se sujeta... y que si me pongo las zapas de running (feas y sospechosamente baratas) o las de todos los días...
Menos mal que ahí estaban ellas: Silvia Capafons, para contestar con paciencia y veteranía, y Chefi (también conocida como lachicadelaciudad), para ofrecerse a recogerme en casa y que yo no tuviera que llevar más que las llaves.

Que ambiente al llegar! de esos de superación, alegría, y amapolas por todas partes, y globos rojos,  #kenzorun ocupándose de todo, y hasta la actriz Adriana Ugarte en mallas y apoyando la causa. Y en esto que suena un disparo -un disparo de verdad- y todas a correr...

¡Ay Madre! para la próxima carrera, exijo antes un estudio de la orografía del terreno y los niveles de desnivel... El 80% cuesta arriba y con frenos (los propios de una) y yo ya no sabía si estaba corriendo una carrera en Madrid o coronando el Alpe d´Huez...
A mitad de recorrido estuve a punto de escaparme, arrugar el dorsal con disimulo, tirarlo a una papelera y pedir un taxi. Pero algo me hizo seguir. Una fuerza interior. Silvia y Chefi iban por delante y yo no podía perderme la cerveza de después de llegar a meta. La crucé mientras sonaba "Correcaminos" ¿será casualidad?
P.D. Y no fui de las últimas (creo).



1 comentario: