lunes, 28 de octubre de 2013

LOU REED... LAS RUBIAS TE DAMOS LAS GRACIAS


Ayer fue un día raro, triste…Ya intuía yo algo… Se fue Lou Reed, la voz perforante y rota del rock, el primer cantautor verdaderamente perro... 

En cuanto lo leí, programé el iPhone para que sonara en bucle "Sister Ray" durante toda la tarde, me puse una de mis “perfecto” (la más currada) y me senté en el suelo del pasillo a repasar una de mis “Biblias de la fotografía”: el libro Glam & Glitter de Mick Rock. 

¿Será casualidad? ¿O este "chico" me hacía un último guiño dándome la entrada para un post que nunca he sabido bien cómo enfocar, pero que ya tenía a punto de caramelo...? Ese de que ser rubia es una cuestión de actitud.






En la fotografía que paralizó mis sentidos, Lou miraba a la cámara a través del cristal de sus gafas aviator, e iba rubricada con una frase suya, poco conocida, y pronunciada poco después de probar en sus propias fibras capilares la fiebre blond platine:

“El rubio es un estado de mente. Definitivamente, me divierto más y soy más popular desde que me teñí”


El roquero lo decía en el año 74. Y la sentencia bien podría haber resumido en un tweet, sin exceder los caracteres permitidos, el primer estatuto del club de las rubias.
Se puede decir más alto, pero no más claro. Y las rubias, producidas o naturales, saben que más allá del 7,8 o el 9.1 se trata de una postura y de una declaración de intenciones encubierta en esos pigmentos numerados. 

¡Que vivan las rubias! Las naturales -si es que hay alguna-; las perfeccionistas que retocan cada 15 días el color; las que no se cortan cuando la raíz excede los cuatro dedos; las de las mechas clasiconas, aquellas que comienzan a tontear con las mechas californianas...

Porque pasar de morena a rubia es un bautismo de fuego. Una decisión que exige cambiar la forma de andar, la mirada, el armario y hasta el timbre de la risa. 

¡Y que viva Lou Reed! Por siempre jamás. Con o sin Velvet, perverso o inocente, aniñado o salvaje...

Su único coqueteo con la decoloración se produjo hace casi cuatro décadas. No volvió a repetir. Decidió invertir en calidad. Hizo bien. Se ha ido con la cabeza bien alta y vestida. 

Por aquel entonces, el agua oxigenada era el único atajo posible para alcanzar las cotas más claras…pero si la leyenda del rock hubiera tenido al alcance las armas colorísticas e inofensivas con las que contamos en la actualidad… probablemente ya nos hubiéramos olvidado de que alguna vez fue castaño.


1 comentario:

  1. Llevo unos dias buscando el LP Transformer que compré de teenager pero no lo encuentro después de cuatro mudanzas en 11 años..claro que tampoco encuentro el tocata!.Poti

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