domingo, 22 de diciembre de 2013

LOTERÍA. ESTE AÑO, TAMPOCO. PERO CASI MEJOR


Me encanta -aunque me agita un poco- esa semana previa a la Lotería de Navidad. Hago listas de deseos, cálculos... visito áticos de cuatro dormitorios convencida de que en breve serán mi hogar; pierdo horas de sueño pensando en qué ponerme cuando vengan los de los informativos a grabarme mientras descorcho una botella de champán y abrazo a los vecinos; me distraigo en el trabajo pensando si pintar las paredes del ático en gris arena o dejar el verde de siempre... 
La lista definitiva, la cerré ayer a las 7 de la tarde. ¿Os la paso?

1. Un ático -de no más de 550.000 euros- en la zona animada de Chamberí. Casa señorial, de techos altos, molduras, balcones, suelo crujiente y pasado oscuro. Con terraza de mínimo 15 metros, dos baños y un despacho de verdad, es decir, con puerta y todo.

2. Si escatimo en el precio es para repartir el resto y ver qué cara ponen mis amigos y familiares más necesitados cuando les meta sobres -"honestos" por supuesto- en el buzón para que tapen sus agujerillos. 

3. Cinco días al mes los pasaría en Canarias. No necesito irme a paraísos más lejanos, aunque me lo podría pagar de sobra. Se trata solo de poder ponerme el bikini, bañarme en el mar, y tener colorcito cuando me de la gana y no cuando lo marque el calendario. Eso es lo único que siempre he envidiado a los ricos. Poder huir del frío, el calor, la caída de la hoja o las alergias primaverales a mi antojo. 

4. Por supuesto, un finde largo de cada mes, lo pasaría en Londres. Mi ciudad entre ciudades. Me llevaría cada vez a una criaturita.

5. Bueno... si es que no les he mandado a un internado a Irlanda, por eso de su educación y mi salud mental. En ese caso, quedaríamos directamente en el aeropuerto. 

6. No volvería a fumar, pero sí volvería a ponerme extensiones, me haría dos sesiones de radiofrecuencia semanales a ver si de una vez se empieza a levantar todo... y lo más importante... toooodas las noches, de 10 a 11 de la noche vendría una masajista para dejarme a punto. ¿Es la mejor hora o no?

7. No dejaría de trabajar. Jamás, con lo bien que me lo paso... pero me quedaría con menos encargos y no permitiría que "eso" interfiriera en mis viajes o mis citas de belleza o relax. Eso si, me volcaría con Happily Bleeding (el grupo de música de mi ilustradora Anac) y alquilaría la sala Galileo solo para ellos. Esa sería mi "inversión inteligente".

8. Tampoco contrataría un entrenador personal, pero iría al gimnasio... vamos, que hasta una armario exclusivo para ropa deportiva iba a tener. 

9. Me apuntaría a todos esos cursillos "chorra" que siempre quise. Bordado, redes sociales, dibujo de cómic, cocina japonesa, nociones básicas de motor, adiestramiento de perros... 

10. ¿Ropa? no, si acaso piezas de esas vintage como inversión y algún tacón de noble cuna. Joyas y pieles, nunca. Compraría arte. Eso de poner puntos rojos en las galerías me pone. Pero ya no preguntaría el precio. 

Pues tanto plan y al final, no me ha tocado, pero casi que mejor ¿verdad? Echaría de menos mi casita y lo de compartir baño -que mantiene a la familia muy unida-. Los amigos, igual se terminaban aprovechando de mí. Aún no me habría decidido entre el Birkin y el Amazona y estaría venga a lexatines. Podría acabar, entre bronceado y extensiones, como una Donatella Versace cualquiera o peor aún, con un melanoma, y hubiera terminado tan desquicidada con los de la reforma y las colas de Ikea, que ni el masaje de las 22 horas... 

Menos mal que me conozco y no llevaba ni un décimo ni una participación. Además, bastante me cuesta en enero enfrentarme al 130, el 330 y el resumen anual como para tener que incluir el gravamen este nuevo del 20%, que seguro que es un impreso nuevo. 

1 comentario:

  1. Vale, mejor que no nos haya tocado, así podemos seguir disfrutando la semana previa al 22 de diciembre de 2014.

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