lunes, 4 de noviembre de 2013

BORRON Y CUENTA NUEVA


Me apuesto el Mac a que tooodas las mensuales de enero dedicarán una media de tres páginas al úniverso tatoo. Pero no para recomendarnos diseños, centros de referencia o nuevos tipos de tinta... No, lo harán para contarnos cómo borrarlos, supurarlos o camuflarlos. 

Eligiendo "motivo pictórico" que estoy. Sí. Siempre he dicho que me tatuaría algo cuando fuera más sencillo y menos doloroso eliminarlo que dibujarlo y cuando no quedaran marcas desvaídas y blanquecinas alrededor de la zona... Y parece que ha llegado el momento.

Los puretas del "grabado sobre la piel" recelan, y se van a terminar picando. Lógico. Para ellos, hacerse un tatuaje pensando ya en cómo borrarlo si la cosa se tuerce es de cobardes y atenta contra su filosofía. Pero mi palabra es mi palabra, y si hay que atentar... se atenta.

Intentos de lo más variados para eliminarlos (casi todos pasaban por lijar la piel o la escarificación) hay desde la época de los egipcios, y si una va a dormir más tranquila sin llevar el nombre de su ex tatuado en la nalga... pues mejor. Que se lo digan a Eva Longoria -que llevaba impreso el número del dorsal de baloncesto de Tony Parker-, o al mismísimo Johnny Deep, que seguro tuvo que escuchar más de un ¡cobarde! cuando dejaba a la vista el I love Wino del bícep que le quedó después de intentar borrar su pasado con Winona Ryder, y que ponía de manifiesto que su umbral del dolor era de dos letras.




Pero además de los vaivenes emocionales, rupturas o motivos profesionales, los motivos para querer hacer borrón y cuenta nueva pueden ser muchos, y hay que añadir que la piel envejece, que el tejido corporal cambia y que un gracioso delfín sobre la mama derecha puede derivar en escuálida sardina dependiendo del nivel de firmeza corporal....

¿Algún arrepentido entre el público? La cuota a pagar ya no es tan dolorosa, exasperante, lenta ni costosa y los nuevos sistemas de eliminación de tatuajes no dejan huella.


Revlite de Cynosure es la gran esperanza. Un láser de neodimio que desintegra las partículas de tinta en menos sesiones y que se atreve con todo tipo de coloraciones (incluso la tinta amarilla y anaranjada, hasta ahora imposibles). Además, no provoca cambios en el tejido de la piel, cicatrices ni decoloración. El tratamiento completo varía entre 3 y 9 sesiones, dependiendo del tamaño y el color de cada dibujo. Por el momento, lo está empuñando con soltura el doctor Hilario Robledo en el Centro Médico Láser de Vigo. ¿El precio? entre 150 y 450 €. www.centrolaservigo.com.

El método Skinial por su parte, no necesita siquera recurrir al láser para eliminar tatuajes de forma indolora y sin que queden restos en el organismo. Lo que mis ojos vieron el día de su presentación en sociedad no es fácil de creer. ¡La tinta supurando por la piel como si fuera tinta de calamar! Después me lo explicaron. Basta inyectar un suero de ácido láctico en la zona tatuada para hacer "estallar" los pigmentos y que estos salgan a la superficie de la piel. Una costra, que desaparece a los 20 días, es la única secuela. Por lo general, se precisan entre 1 y 3 sesiones. ¿Para probarlo? por el momento, solo se podrá en la clínica Rads Beauty de Madrid y cuesta alrededor de 300 euros por sesión. http://radsbeauty.es/metodo-skinial/

¡Ay si Deep hubiera conocido estos sistemas!

1 comentario:

  1. Madre, madre, que me veo con tatuaje en breve, que esta crisis cuarentona que me ha dado me tiene muuuuu loca.

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