sábado, 3 de abril de 2021

INTENTANDO BUSCAR EL LADO BUENO DE LA PANDEMIA I (EL CONFINAMIENTO)

Vaya por delante que he estado malita, que gente que quiero mucho lo ha pasado muy mal y que he perdido a gente muy cercana y el 30% de mis ingresos. Pero como sabéis que yo soy mucho de reír por no llorar (y hasta de reírme a la vez que lloro) he tenido que redactar   una lista con las ventajas del confi, para no volverme 'plof' y resulta que me salen once.





Criaturita 1 se volvió ‘bueno’. Cumplió 18 años en febrero y sus amenazas de “ahora sí que voy a hacer lo que me dé la gana” se quedaron en nada. Como una malva estuvo, sin tener que demostrar a todas horas que era el más malote de este lado del Manzanares.

 

Criaturita 2 consiguió pasar de curso. Y eso que iba fatal (es lo que tienen los exámenes online), aunque lo que me estoy gastando ahora en profesores particulares para ponerla al día no sé si lo compensa.

 

Yo volví a mi peso ideal. Sin vida social en general y sin bol de patatas fritas en el centro de la mesa en particular, es muy fácil cumplir a rajatabla con la dieta hiperproteica o la que tocara. Y eso que no podía ir al gimnasio, pero oye, cero remordimiento, porque como no estaba abierto… Y no… no seguí ninguna clase on line de pilates, zumba ni nada de nada.

 

Me quité de los taxis. Que yo era ver una luz verde y se me subía el brazo solo. Y no solo porque no hubiera a dónde ir. Cuando nos ‘regalaron’ la hora diaria de salir a andar me calcé las zapatillas y quemé Madrid cada día durante dos o tres horas (infracción 1) mientras me preguntaba para qué coño pagaba taxis con lo guay que era eso de andar.

 

No tener que poner excusas para no quedar. Fue todo un alivio, porque eso exige exprimirse mucho la cabeza y a las vagas sociales nos quita mucho la paz.

 

Gasto cero. De no llegar a fin de mes a poder meter ahorros en la cuenta naranja. No solo por el recorte de taxis, salidas, asistenta, peluquería, uñas, cines y el viaje a Valencia programado para Semana Santa que tenía… A mí no me dio por comprar online porque tenía mucho miedo de mis vecinos. Me explico. A las dos semanas de encierro, alguien puso un cartel en el portal con este texto literal “Los que estáis pidiendo cosas a Amazon ponéis en riesgo la vida de los vecinos”. Y ante semejante cartel… ni un Glovo cayó.

Bueno miento… utilicé a uno en plan dealer para mandar un paquete de tabaco a un amigo un día que cerraban los estancos (infracción 2).

 

Al día de coladas y demás menesteres domésticos. El teletrabajo me permitió  descubrir a la maruja que llevaba dentro. Y sí, es cierto que trabajas más horas, pero yo, entre tema y tema me levantaba de la silla y ponía una lavadora, tendía, limpiaba el polvo…

 

Aprendí a cocinar. No es que antes no supiera, pero llegaba a casa con el tiempo justo y lo más normal era que alimentara a mis criaturitas a base de lata de fabada Litoral. Me enganché a las video-recetas (a las videollamadas no tanto, por no decir nada) y tripliqué mi recetario ultra básico.

 

Lo mejor, las colas. Yo antes era ver una cola para entrar en algún sitio y darme la vuelta, pero empecé a bajar a la compra cuando me asomaba al balcón y calculaba que la cola para entrar en el Simply me aseguraba al menos 15 minutos de espera al sol. El súmum de la felicidad lo alcancé el día que tuve que ir a correos a mandar un Wallapop y la cola daba la vuelta a la manzana. Y sí, reconozco que compraba muy a poquitos para poder bajar al súper hasta tres veces al día (infracción 3).

 

La puta paz. A medida que el recién estrenado Satysfier cogía polvo en el cajón (más ruidoso no puede ser), echaba cada vez más de menos un par de horas sola en casa… pero compensaba el hecho de no tener que mandar un whatssap a los niños cada 5 minutos preguntando “¿dónde estás y cuándo vienes?” en medio de ataques de ansiedad porque no contestaban o se habían quedado sin batería.

 

Cruzar sin mirar. Y sin tener que esperar en los semáforos, porque no había coches. Llegabas a cualquier sitio al menos cinco minutos antes de lo previsto. El único riesgo era acostumbrarse y que de vuelta a la normalidad hubiera más defunciones por atropellos que por covid.

6 comentarios:

  1. Qué guay que estés de vuelta y como siempre arrancándome más de una carcajada, sobre todo porque es que estoy 100% segura de que todo lo que cuentas es literal������

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  2. Grande Marta, lo que me he reído! Me alegra leerte ;)

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  3. Grande Marta, lo que me he reído! Me alegra leerte ;)

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    1. Gracias, gracias, gracias! seguiré sacando a Macmarta a pasear

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