viernes, 30 de mayo de 2014

VENTAJAS DE PARECER UNA GUIRI EN MADRID



Ni los tres dedos de raíz oscura que a veces me dejo crecer en el pelo hacen que me libre de ese aire de guiri. Y como soy más bien seca -que no antipática-, no bailo flamenco, me respinga la nariz y voy por la vida con el móvil en la mano y el Instagram abierto haciendo fotos a fachadas y esas cosas... puedo pasar perfectamente por holandesa, alemana o irlandesa. Por el momento, todo han sido ventajas. Así, a bote pronto, y sin pensar demasiado, puedo contar hasta 9. 







1. Antes de que abran las piscinas, puedo despelotarme parcialmente en el Parque de el Retiro y por las cuestas de Rosales paa ir cogiendo color sin que nadie se alarme ni me preste demasiada atención. Como mucho, pensarán "estas holandesas... que naturales y sin complejos que son".

2. Ningún japonés me acosa con un mapa por la Gran Vía para pedir explicaciones cuando me hago la ruta H&M-Lefties...

3. Tampoco me paran o interrumpen mi momento terraceo para contarme, pedirme, ni intentar venderme nada... En cuanto pongo cara de "mi no entender", se van a otra mesa.

4. Puedo ir sin medias en febrero y con chanclas en abril sin que nadie me mire mal ni ponga en duda mi gusto.

5. Y al revés... si voy ridículamente desabrigada en pleno temporal de frío -siempre me guío por la temperatura del día anterior y se me olvida que el tiempo es cada vez más cambiante- no parezco una insensata ni una tonta. Al revés, seguro que piensan "estas nórdicas, que bien aguantan el frío, que jabatas".

6. Si se diera -aunque no es probable- el caso de que me pillaran sin depilar, siempre tendría la excusa de para la Merkel está bien visto, y más de una, seguro que hasta me miraba con cierto indicio de envidia. 

7. Así de primer golpe, se liga más. Como tienes pinta de estar de paso y no dar futuras molestias, te entran más directamente... 

8. Nunca me han gustado, pero cuando me he arrancado por sevillanas en algún tablao a altas horas, en vez de invitarme a abandonar el escenario, me aplauden y dicen "mira la belga, que arte para ser belga".

9. Cuando me quemo los primeros días de playa -sí, me pasa- y me pongo entre lechón y langosta, queda como lo más natural del mundo y nadie me mira con condescendencia. 

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