lunes, 30 de diciembre de 2013

EXÁMEN DE RECUPERACIÓN. PROPÓSITOS PARA EL 14


Digo recuperación porque, para mí, de siempre, el día ideal para hacer la lista de buenos propósitos es el 15 de septiembre, coincidiendo con el esperado inicio del curso escolar. El 1 de enero es más para volver a prometer e intentar cumplir ya en serio. 

Y no es por no tener una fuerza de voluntad férrea, es que yo soy más de grandes hazañas que de lista de propósitos, sobre todo cuando son rutinarios. En el 2010 alcancé, después de muuuchos años, mi peso ideal -y ahí me he quedado-; en el 2011 me dejé de morder las uñas; en el 2012 dejé de fumar -ni una calada desde ese verano-y en el 2013 me propuse volverme deportista -y casi que rozo la vigorexia ya y todo-. El pasado 1 de septiembre me propuse hacer un blog -y el 14 de octubre colgaba el primer post-...

Hasta aquí las hazañas. Que muy bien. En lo que yo fallo precisamente en los detalles "sin importancia". En las cosas más tontas y rutinarias. Pero de este año no pasa que cumpla con los propósitos que dejé aparcados en septiembre. Y ojo, que la teoría me la sé a la perfección, es solo que en casa del herrero... ya se sabe.

1. Me desmaquillaré dos veces al día. Aunque no me maquille... y aunque me hayan maquillado los mejores  make-up stars de universo. Que ahí está el problema. Que te dejan taaan impresionante, que cómo vas a tirar de algodón y limpiadora al llegar a casa, casi que es hasta un desaire para con ellos ¿no? como borrar las Meninas con aguarrás. 
El pasado mes de mayo, cuando Junior de Dior me agrandó la mirada en el Festival de Cannes y me dejó tan de cine -que ganas me entraban de cruzar de espontánea la alfombra roja-, no me desmaquillé en tres días. Lo confieso, no fui capaz. 
Pero este año... he pensado hasta llevarme las toallitas Essencials de Garnier siempre en el bolso para ir desmaquillándome en el taxi las noches que vuelvo tarde y que luego no me venza la pereza. Es que es fundamental. Si la piel no está perfectamente limpia, hace "escudo" y de nada sirve que luego extiendas la mejor de las cremas anti-edad.

2. No volveré a plancharme el pelo sin aplicar antes un protector térmico. Que no se cuántos envases tengo ya del Hot Constructor de L´Oréal Professionnel en el armario del baño, pero luego, se me olvida y al final, se acaban abriendo las puntas, y hasta los medios. Creo que voy a poner una pegatina en la plancha con la palabra spray. 
SPRAY, SPRAY... no me he vuelto loca, no. Me estoy desahogando, que últimamente los correctores de estilo de algunas redacciones me obligan a escribir "espray", que por lo visto, ahora lo manda la R.A.E. Pero como este es mi universo paralelo... ssssspray.



3. Me pondré crema de manos con regularidad. Siempre me ha costado. Tengo la piel bastante grasa y problemas de absorción, y después se me escurren las cosas y hasta rompo piezas de la vajilla. Pero me la pondré y esperaré obediente hasta que penetre. La piel de las manos me ha dado el primer toque de atención. Son ellas, y el escote, las zonas que delatan nuestra edad con más precisión que un D.N.I. De momento, la Crème Mains et Ongles de Caudalie tiene todas las papeletas para hacerme cambiar.

4. Usaré crema de cuerpo. Siempre. Todos los días, y no permitiré que las bajas temperaturas -en el cuarto de baño no tengo radiadores- sean excusa para salir de la ducha apresuradamente y saltarme esa buena costumbre que no me salto en verano. A estas alturas, medio España sabe que soy fanática del Ginger Souflé de Origins, pero la alternaré con Size 0 de Rodial y con el Tratamiento Anticelulítico de Somatoline, tan efectivo que hasta puede provocar enrojecimiento y calor en algunos casos -el mío-. Yo, aprovecho para entrar en calor... me encanta. 

5. Me arreglaré cada día como si fuera a encontrarme a Luis Tosar en el portal. Hasta para bajar la basura y para ir a por el pan a las 8 de la mañana. 
Y aunque escriba en casa, y no tenga que ir a la redacción ni a ninguna presentación cosmética, lo haré con tacones, con los labios pintados y bien peinada. 
Eso se lo leí una vez a Elvira Lindo y me encantó. Según ella, es la forma de no caer en la desidia del pijama y posterior depresión cuando trabajas en casa. 
Y no será por falta de recursos, que a mí, un simple trazo con el nº 203 de Le Rouge de Givenchy me sube la moral y hasta la inspiración. 

6. Correré más a menudo, y sin trampas. Reconozco que me estoy relajando en la frecuencia y que la cuesta abajo me tira mucho y que, como improviso el itinerario pues... me dejo caer -literal-. Y como a la vuelta voy en metro... 
A partir de ahora, cada día que vaya planificaré la ruta sin fijarme en la orografía ni el nivel de inclinación de terreno. Como si me toca la cuesta de Francos Rodríguez (bueno, esa no, porfa).
El año que viene, por estas fechas, tengo que estar preparada para correr la San Silvestre.

7. Se acabó el "ojos que no ven...". Este año sí que me hago el láser en las piernas -que es la zona que me falta-. En el Instituto Médico Láser, off course. El truco es pensar -aunque llevemos mallas, vaqueros y tres sudaderas superpuestas- que igual nos tenemos que poner en bikini esa misma tarde. O como decía mi abuela... "que siempre te puede atropellar un coche y tener que ir a urgencias...".

Esta vez, como queda públicamente por escrito, igual los cumplo y si no, ya os contaré. El 1, el 3 y el 4 son mis huesos...



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