martes, 5 de noviembre de 2013

HIJOS DE FREELANCE CON DESPACHO EN CASA. EL LADO CHUNGO


"¿Pero no estábamos castigados sin tele?" pregunta Criaturita 1 con vocecita inocente.
"Sí, pero ya no, que me han caído dos páginas para dentro de media hora, y quiero que estéis calladitos. ¡A ver la tele, coño!" exclamo yo con voz de loca. 


Y luego dicen que es difícil conciliar la vida profesional y la familiar... lo que es para nota es conciliarla cuando trabajas en casa. Esta escena -por desgracia- forma parte de la vida cotidiana. La educación, en casa de una periodista de belleza autónoma con despacho en la cocina es algo peculiar -por no decir contradictoria a más no poder-. Pero es lo que hay, y en vacaciones siempre se les intenta enderezar. 

Pobrines. Mis niños. No es solo que tengan que convivir a diario con una señora enganchada a un Mac que remueve el puré de patatas Maggi mientras revisa el número de caracteres con espacios de un texto... los incordios "satélite" son los peores...

Cada vez que suena el timbre -más o menos cada 14 minutos- y te siguen hasta la puerta tan contentos, pensando que es una visita inesperada, se encuentran a un mensajero –por lo general antipático o apresurado- que les obliga a buscar un boli por toda la casa para firmar el albarán mientras una hace guardia a la entrada y de paso, una corriente que levanta las cortinas.





Tampoco pueden montar en bici, patinete o similar por el pasillo -y eso que tendrían 15 metros de pista libre-. Hasta los viernes por la tarde no reúno fuerzas para archivar, guardar y esconder todos los “paquetes-bolsas-cajas tamaño televisor de los de antes”, que han ido llegando y voy apilando allí.

A la hora de la cena, tienen que compartir la mesa de la cocina con mi portátil, e ir a la pila a beber agua. No vaya a ser que se les caiga el vaso encima del Mac...
Cuando desmantelé el despacho para alojar a Criaturita 2 y monté la cocina-oficina no tuve en cuenta ese detalle. Pero hidratados, que conste que están. Que luego compenso, llevando la botella de agua a todas partes y dándoles de beber aunque no pidan. 

Todavía no entienden el ambiente de pánico-papeleo-factura que se genera las tardes de los días 19 de enero, abril, julio y octubre. ¿Qué sabrán ellos del 330 o del 190?

Y han tenido que salir escopeteados más de una vez del cine y volver del parque arrastrados literalmente por la acera, porque en la revista X habían traspapelado un texto y había que volver a enviarlo, si o si, en un tiempo límite de diez minutos. 

Eso sí, luego en el cole les preguntan a qué te dedicas, y dicen que eres como un ama de casa, pero que huele perfumes y colecciona pintalabios. 

6 comentarios:

  1. Ay!!! Cómo te entiendo!!!! la diferencia es que mi criaturita1 aún no se entretiene solo!!! Entonces me lo siento al lado y le doy una Revista para que "literalmente" la destroce! A veces siento satisfacción!!! jajajaja Y así pasamos las horas!!!
    Pero apartar la mirada del portatil y verle ahí sentadito echándome una sonrisa lo compensa todo!!!
    Un beso grande!!
    Anina

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  2. Aunque es complicado lo cuentas con tanta gracia que resulta hasta facil y como si todo fuera un engranaje que funciona a la perfeccion. Animo

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  3. Qué tierno el final, me ha encantado !!! Dificil pero muy satisfactorio. BESOS

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  4. Gracias!!! me encanta saber que me leéis de verdad... Just a Girl creo que te necesito...

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  5. Ja, ja, me parto.
    Que familiar ne es todo (menos el olor a perfume)

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