domingo, 10 de noviembre de 2013

DE ACERA SOY...


Sí, de acera. Soy runner de acera, de semáforo, de escaparate, y hasta de entrar en las tiendas a preguntar por algo... de ir sin rumbo fijo -siempre que sea cuesta abajo- y de salir a correr a horas en las que esté políticamente aceptado recuperar el resuello tomando una cervecita.

Confieso que el título del post es un guiño, descarado, a Extremoduro, y a su canción "De acero" (entre mis 37 imprescindibles del grupo). 
Por muchos motivos. Porque su música es lo único que escucho al entrenar -cuando crees que no puedes más, suena, por poner un ejemplo, "Correcaminos", y te pones a sprintar -; porque soy fan, muy fan, tan fan que yo a Robe Iniesta a veces le veo hasta guapo (será la erótica de la genialidad); y  porque desde ayer tengo el nuevo disco y estoy monotemática. 

Pues yo, como Robe, pero en femenino. De acera soy de la cabeza a los pies. O de playa, o de senda de madera en la montaña... pero de pista de atletismo, parque o polígono industrial, jamás.


Que estoy mal acostumbrada no lo discuto. Empecé a correr (inesperadamente) este verano, en Benicassim, y gracias a mi gurú del running, mi amiga Silvia Capafons. 
¿El escenario? un paseo de madera de 4 kilómetros de largo que bordeaba la playa. Todo ventajas. Cada 20 metros, una ducha donde refrescarse, la brisa marina golpeando de lado y el mar a 30 metros, como promesa de chapuzón post-carrera, antes de tomarse un zumo con vistas leyendo el periódico. 

En Asturias, encontré el equivalente, aunque en versión norteña, una senda en Soto de Luiña de 5 kilómetros bordeando un río, con techo de abovedado de castaños y aroma a eucalipto. 

Y de vuelta a Madrid... a la pista del Canal de Isabel II -a tiro de piedra- que me voy. Y no... No es sólo que los demás corredores me adelantaran a tal velocidad que levantaban corriente y que no era capaz ni de adivinar de qué color iban vestidos... es que me aburría mucho. 
Al segundo día, me rebelé y escape por la puerta noroeste del parque... enfilé hacia el norte a trote ligero y así, a lo tonto, llegué a Cuatro Caminos y me descubrí a mí misma. 
Feliz, sin asomo de cansancio, fuerte... y muy entretenida.

Desde entonces, cuando salgo a correr lo hago sin ruta fija. Con el iPhone en la mano, los auriculares en las orejas, un metrobús metido en una zapatilla -para la vuelta- y un billete de 10 euros para emergencias en la otra. 

Y así lo mismo corro 5 que 8 o 12 kilómetros buscando instintivamente la cuesta abajo mientras  descubro rincones semidesconocidos de Madrid, instagreo las fachadas que me flipan cuando tomo aire en los semáforos, le paso a lachicadelaciudad chivatazos de tiendas o garitos de interés para su blog y quemo unas 500 calorías (según runtastic)... De acera soy.

PD.: Madrid escora hacia el suroeste. Pero me da a mí que mientras suene "Para todos los públicos" (ya en mi iPhone) me voy a dar a las cuestas más duras.

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho el título, "De acerA" soy, qué bueno XD

    Umm... No sé yo si podría correr en Madrid. También corro y también encuentro imprescindible la música. Y nunca falta tampoco Extremoduro. Pero correr teniendo que pararme en los semáforos y tragándome el humo de los coches... Claro, que en Madrid no hay playa :P

    ¡Viva Extremoduro, hostia!

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    1. Viva!!!! es que no es que sea muy pureta yo del running...

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  2. Enganchadita estoy a tu blog :) y ahora más¡¡¡ Comencé mi andadura por las aceras de Madrid progresivamente, tanto que ahora me creo la mismisima Michelle Jenneke ((bailes incluidos)).
    Qué genial es saber que no soy la única bicho raro que lo mismo luce un clutch dorado y está con los cascos escuchando "Locura transitoria".

    Besines¡¡¡

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  3. Me parto contigo! eres un CRACK!

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